Contrariamente a lo que se suele pensar, no son los judíos ni los musulmanes los creyentes más perseguidos, sino los seguidores de la cruz. En concreto, África y Oriente Medio son los lugares donde más sufren, especialmente mujeres y niños.
Más de 215 millones de cristianos sufren intolerancia en el mundo, lo que supone una de cada 12 personas o el 8,6 por ciento de la población. Tan solo el año pasado, 3.060 cristianos fueron asesinados, 1.922 encarcelados y 793 iglesias atacadas, según datos del último informe de la ONG Open Doors (Puertas Abiertas en español).
La organización, fundada en 1955, reúne en torno a veinte asociaciones que trabajan en más de 60 países para anotar y reparar, en la medida de lo posible, el acoso hacia las personas con esta fe. Llama la atención que desde el período anterior (2016-2017), el número de víctimas ha aumentado un 154% respecto a los 1.207 anteriores. Gran culpa de este incremento lo tiene el genocidio cristiano practicado por grupos terroristas financiado por potencias como Arabia Saudí o servicios de inteligencia de Estados Unidos: Daesh o Estado Islámico es el más claro de ellos, aunque existen otros muchos.
En África, grupos como Boko Haram en Nigeria que han jurado fidelidad al anterior, suelen centrar sus ataques contra los cristianos. Estos terroristas han duplicado su número de asesinatos (2.000) en comparación con 2017.
Nigeria es uno de los peor considerados para ejercer la fe en Jesucristo, según la organización Ayuda a la Iglesia Necesitada.
¿Por qué esta persecución?
La intolerancia religiosa suele ser el motivo más común, aunque el totalitarismo comunista persigue a los cristianos por su rebeldía intrínseca contra el poder terrenal.
El islam (la primera religión política del mundo) está presente en 40 de los 50 países donde los cristianos son más perseguidos, pero también hay otras religiones como el budismo, el hinduismo y el confucionanismo –religiones estatales de India, Myanmar, Nepal o China– bajo las cuales se produce una persecución directa o indirecta de esta práctica religiosa.
En países con la mayor “religión atea” del mundo, el comunismo, la persecución es total y absoluta. En China, el Estado ejerce una presión constante, hasta el punto de llegar a quemar iglesias o hacer desaparecer a obispos que no se dobleguen a las exigencias del Partido Comunista. Pese a este acoso, el papa Francisco acaba de reconocer al máximo órgano directivo del gran dragón asiático el permiso y el poder de nombrar a los representantes eclesiales en su territorio, algo sorprendente e inaudito.
Corea del Norte es el peor ejemplo, considerado por Open Doors como el país más represivo en materia religiosa, a los cristianos se les encarcela, cuando no se les fusila. En muchas ocasiones, el castigo por ejercer la fe se traspasa hasta a cuatro generaciones. Hay personas que han nacido en campos de concentración, y así durante dos generaciones más. La población practicante está obligado a ejercer su fe en privado, si no, sabe a lo que se expone.
En India ocurre algo semejante. Bajo el Gobierno de Ram Nath Kovind la persecución se ha recrudecido. El partido en el Gobierno, de corte nacionalista hindú, quiere que India “sea un país con una sola religión”, según señala Michael Williams, periodista indio nominado a dos Emmy durante sus años en la NBC de Estados Unidos y ahora responsable de una asociación de ayuda a cristianos en su país natal.
“Si un hindú quiere convertirse al cristianismo”, me cuenta, “tiene que ir al registro civil acompañado del religioso que le esté guiando espiritualmente en ese momento, de sus padres y de dos testigos para asegurar que la conversión es real”. Después de firmar los papeles, tendrá que esperar hasta 15 días para que el Estado le reconozca el cambio de religión.
Pero no siempre ocurre así.
“Hay muchas ocasiones en las que los funcionarios llaman a gente del pueblo y se forma una turba en cuestión de minutos que ataca y apalea al converso”, explica Williams. Si la víctima tiene suerte, acabará en la cárcel un máximo de cuatro años. En otras ocasiones, acaba muerto por las heridas.
La persecución ocurre por todo el mundo. Europa, América del Norte y Oceanía están exentas prácticamente (un cristiano por cada 75 mil habitantes), pero en América Central y América del Sur está bien establecida (México ocupa el lugar 39 en la lista de países y Colombia el 49), mientras que hay 14 países africanos en la misma, con un total de 81 millones de cristianos perseguidos -aproximadamente uno de cada ocho- y 34 países asiáticos con 113 millones -aproximadamente uno de cada cuatro.
Un congreso para dar visibilidad al genocidio
Este próximo fin de semana tendrá lugar en Madrid el III Congreso Internacional WeAreN (Todos somos nazarenos) sobre cristianos perseguidos, organizado por MasLibres.org y la fundación CitizenGO.
Dos estudiantes de la universidad keniata que sobrevivieron a un atentado de Boko Haram, una mujer secuestrada, torturada y violada por este grupo terrorista y un hombre europeo que ha compartido celda con un miembro de la guardia personal de Bin Laden son algunos de los protagonistas del mismo.
“No entendemos que defendamos con tanto ahínco, tantos recursos económicos y tanta atención mediática cosas banales, y al mismo tiempo ignoremos que cada cinco minutos un cristiano muere asesinado por causa de su fe”, señalan desde la organización.